19/7/12

De niña buena a Mujer



(...) En el patriarcado, la sociedad se articula sobre niveles de poder. Estos poderes se articulan en torno a parámetros muy definidos: el hombre prevalece sobre la mujer (machismo), el adultos prevalece sobre el niño, y el niño mayor sobre el niño pequeño. Y además, el rico tiene más poder que el pobre, el intelectual que el iletrado, el médico que el paciente, el político que el ciudadano, el profesor que el alumno  (...)

(...) Además el patriarcado incluye una forma muy concreta de relacionarnos: la competitividad. Desde bien pequeños, los niños sienten que deben competir para ser, para elaborar su identidad: soy más guapa que…, más buena que…, soy la mejor en… siempre en permanente comparación, en permanente competición. 

 (...) Y es que, nosotras hemos estado al final del final del último eslabón de la cadena de poder: hemos sido niñas y pequeñas. 

(...) ¿Qué es una niña buena? Cierra los ojos e imagínala por un momento. Es una niña obediente, callada, limpia, asexual, estática, que no expresa sus emociones, peinada, obediente, prudente, casera, miedosa… en definitiva, sumisa. 

(...) Iniciamos entonces la vida adulta vagando entre la comodidad de la niña buena y sumisa que acepta órdenes y sigue a la masa y la rebeldía y el rencor de intuir que las cosas no son como podían ser.

(...) Para cambiar nuestra vida, bastaría retomar el poder que nos fue arrebatado y que late en nuestro interior a la espera de mejores tiempos


(...) Solo pudimos convertirnos en niñas buenas después de haber contraído (inconscientemente) el músculo que conforma el útero. Esa es la contracción inicial que sostiene el entramado de sometimiento, ideas limitadoras, miedos y represión que nos atenazan.

(leer más en el pdf adjunto) 
Mónica Felipe-Larralde 

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