9/3/13

en el día de la mujer...nutrición... :)






Yo me nutro.
Yo, mujer, madre nutridora, me nutro a diario a mí misma de la misma manera en que nutro a mi(s) criatura(s).
Yo, mujer, madre nutridora, me conecto con la tierra que piso y el cielo que me cubre de forma consciente por lo menos una vez al día. Da igual si vivo en la ciudad o en el campo, sé que mis raíces atravesarán el asfalto y llegarán al suelo.
Yo, mujer, madre nutridora, me amo. Me amo de manera incondicional igual que amo a mi hijo/a, que ya va siendo hora.
Yo, mujer, madre nutridora, me hablo con voz suave, me veo, me acaricio. Dejo un lugar importante para la escucha de mi cuerpo y de mi útero.
Yo, mujer, madre nutridora, me nombro, me nombro sin adjetivos, sin coletillas por lo menos una vez al día, me nombro sin ser “la madre de” “la hija de” “la hermana de” “la que trabaja por”… solo yo, mi nombre y mis apellidos.
Yo, mujer, madre nutridora, me miro al espejo y me digo todo aquello que necesito oír, a ser posible en voz alta y en soledad.
Yo, mujer, madre nutridora, reconozco mi enorme función y responsabilidad a la hora de acompañar a mis hijxs. Sé que desempeño una tarea importantísima y re-evolucionaria y me valoro en concordancia.
Yo, mujer, madre nutridora, disfruto de cada faceta de mi sexualidad: el erotismo maternal, el erotismo adulto, el autoerotismo siguiendo en cada momento los designios de mi cuerpo.
Yo, mujer, madre nutridora, me busco mi espacio propio para nutrirme, con o sin criatura según me apetezca, abrazo mis hobbies, mis pasiones y les doy cabida en mi vida.
Yo, mujer, madre nutridora, reconozco a las otras tres mujeres que habitan en mí, me sé cíclica y lo disfruto.
Yo, mujer, madre nutridora, persigo mis sueños de la misma manera que cuando era una niña. Doy lustre a mis alas a la vez que a las de mis hijos/as. Me reconozco su ejemplo. Si yo sueño, ellos sabrán soñar.
Yo, mujer, madre nutridora, reconozco que soy la única responsable de nutrirme. No delego esa tarea en los demás. Abandono la discordia constante y vivir en un conflicto permanente porque sé que no es bueno.
Yo, mujer, madre nutridora, me pongo en marcha. Actúo. Empiezo a hacer todo lo que me hace feliz, me reinvento si es necesario, pruebo cosas nuevas, para que mi maternidad siga siendo igual de gozosa.
Yo, mujer, madre nutridora, me escucho, me informo y saco partido de las diferentes fases de mi ciclo menstrual.
Yo, mujer, madre nutridora, invento la manera de retirarme a mi cueva cuando sea preciso, aunque sea de manera simbólica.
Yo, mujer, madre nutridora, si soy todavía puerpera, me respeto en el puerperio, con sus subidas y bajadas, y me amo incluso danzando con la Sombra.
Yo, mujer, madre nutridora, me nombro centro de mi vida (y sé que esto cuesta mucho) para que mis hijos/as puedan girar y ser libres, para servirles de ejemplo.
Yo, mujer, madre nutridora, me sé compleja: mental, emocional, espiritual, corporal. Intento cultivar y cuidar cada una de las facetas. Pongo especial atención en conectarme conmigo misma esté donde esté.
Yo, mujer, madre nutridora, me sé parte de un linaje pero también auténtica e irrepetible.
Yo, mujer, madre nutridora, me nutro no solo a nivel fisiológico. Aprendo a poner límites a lo que no me sienta bien, a la gente o las actitudes que no me hacen feliz. Me rodeo de AMOR.
Yo, mujer, madre nutridora, me escribo a mí misma, me regalo, me bailo, me canto, me ronroneo, ME MIMO como a un bebé. Rescato y doy cabida en mi vida a mi niña interior. Aprendo de ella.
Yo, mujer, madre nutridora, abandono la búsqueda de la perfección a todos los niveles y me dedico a disfrutar el presente. Mi hija es mi maestra.
Yo, mujer, madre nutridora, soy diferente a cualquier otra madre nutridora del mundo porque soy única. Dejo de compararme y me reafirmo. Partiendo de ahí me dedico a tender puentes y a tejer redes.
Yo, mujer, madre nutridora, apoyo a otras mujeres, madres nutridoras, en su viaje por la maternidad, sin juzgar, desde la flexibilidad que me da mi maravillosa imperfección. Desde la escucha y el respeto. Cada cual es cada cual.
Yo, mujer, madre nutridora, soy consciente de que todo lo anterior no siempre es fácil, pero estoy en el camino y estoy en marcha.
He vuelto a mi centro y estoy feliz.
Es prioritario, por mi hija, por mí.

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