12/10/16

Experimento arroz

Un día me cansé de escuchar a mi hija decir delante de la comida "¡Qué asco!". Seguido de eso acaba comiéndoselo porque le gustaba.
Me acordé de este experimento y se lo expliqué cuando acabamos de comer. Ella accedió a hacer el experimento.
Preparé dos botes del mismo tamaño y le puse del mismo arroz que acabábamos de comer.
Ella quiso hacer las etiquetas, en una puso que asco y en la otra me gusta.
Pues pasado dos semanas el resultado es sorprendente, no he podido hacerle fotos porque ya no tenía las pruebas :O

El resultado estaba alterado, era totalmente el contrario de lo esperable. En el tarro de me gusta había dos partes estropeadas de diferente tonalidad una negra y otra gris verdoso oscuro. Y sin embargo en el tarro de que asco sólo se visualizaba una pequeña parte estropeada con una tonalidad grisácea.
Enseguida he comprendido que no es tan importante la palabra en si, sino la intencionalidad que le dimos en el momento.
Sé que el experimento lo hice en un momento de desequilibrio emocional, yo estaba desbordada y mi hija seguramente enfadada, y el resultado está alterado por las circunstancia que le rodeaban.

Al cabo de los días del experimento comprendí que mi hija no era asco a la comida, sino al cambio de actividad.
Agnès

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